sábado, 12 de octubre de 2013

Decidir


Tengo la horrorosa sensación de que sino decido yo ir no nos vamos a ver en mucho tiempo. Y cuando digo mucho tiempo me refiero a más del tiempo que ya hemos pasado separados antes.

Y no se trata de que vengas tú asterisco o no vengas. En el fondo eso es irrelevante, dónde vernos es una decisión más pero no la más importante; en el fondo a mí me supone menos estrés ir allí.

Se trata de que a veces necesito sentir que quieres estar conmigo. Poner una fecha es darle realidad al asunto, es constatar que los deseos de estar juntos llegan a un punto en común entre ambas partes. Ya sea en el tiempo o en el espacio, pero juntos.

Ambos tenemos vidas muy complicadas, cada uno a su manera claro está pero aunque no lo parezca yo no dispongo realmente de tanto tiempo libre. Lo dispongo a costa de renunciar a una rutina más relajada y amena en Alicante. Renuncio a muchos días de descanso, a muchas horas para dormir y a tiempo con mi gente. Y lo hago voluntariamente, porque te quiero y quiero pasar todo el tiempo posible a tu lado. Pero no puedo olvidar que yo hago esa elección, cómo siempre digo la vida está hecha de decisiones y es tuya ¿decides?

No te dediqué esa frase porque me parezca útil sino porque es parte de mi manera de vivir. Procuro decidir siempre, procuro marcarme un camino a base de mis decisiones porque mientras no decides tienes un abanico de posibilidades y lo complicado es renunciar a tantas opciones. Pero soy consecuente y actúo. Decido, tomo un camino y continúo por él hasta que me vuelva a encontrar otra vez en la tesitura de decidir de nuevo. Y así, pasito a pasito, voy construyendo mi vida, mi camino.

No me he cansado, no. Pero sí estoy agotada y muy agobiada con muchos otros aspectos de mi vida. Y realmente no me gusta tener que incrementar la lista de cosas que decidir o de situaciones con las que lidiar si puedo compartir esa decisión. Si puede no estar sólo en mi mano una decisión que además es de ambos.

Además ese agotamiento y agobio al que he llegado repercuten en mi día a día, cada vez soy más consciente de que la decisión que tomé respecto a mi futuro pueda ser una calle sin salida y me toque desandar parte del camino andado y buscar otro camino. Y eso me desespera, me frustra y no puedo evitar que influya y convierta en más difícil aspectos que en situación normal yo decidiría en un segundo.

No te pido, o no suelo pedirte. Me enorgullezco de ser bastante autosuficiente y de ser capaz de tomar las decisiones por mi misma, de no necesitar nada más que la ayuda que cualquier otra persona necesitaría en mi situación. Pero he llegado a un punto en que necesito que me ayudes a decidir. O al menos decidas tú por una vez cómo quieres que transcurran las cosas.

Recuerda, no es justicia o no. Es compartir.

No voy a dejar de proponer porque quiero que sigas disponiendo.