En muchas ocasiones me viene a la cabeza un pensamiento, lo
que lo convierte en recurrente es la falta de respuesta. Por eso mi
subconsciente me lo envía con asiduidad, pretendiendo que mi yo consciente
halle respuesta.
Debo conseguir el equilibrio aquí, mi consciencia sabe que
no existe respuesta a los y si…, mi
subconsciente se empeña con ahínco en que no es cierto.
Tal vez el ansía viva por saber y buscar la razón que me
caracteriza sea el reflejo de esta situación.
La frase tan gastada del viaje subconsciente-consciente es qué habría pasado si hubiese actuado con más
premura ésta última etapa de mi vida y no hubiese dejado que fuera el tiempo el
que me encontrara a mí. De lo que derivan demasiados y si … para soportar.
Pues realmente no lo
sé, puedo imaginar que las cosas o serían igual o serían diferentes. Gana
por mayoría que serían diferentes; mejores o peores es algo que no lo sé. Ni lo
podré saber nunca.
Me ha costado mucho tiempo de mi vida comprender algo tan
simple cómo que el tiempo es tan sólo eso,
tiempo. Es un incompetente
compañero de viaje, lo sé desde hace mucho ya, pero cuando me refiero al
hecho que es sólo tiempo… quiero evocar la tranquilidad de comprender que no
hay que luchar contra él, siempre va a
ganar.
Tener paciencia
es la lección aprendida de esta conclusión, aprendizaje o razonamiento.
Para lo importante de la vida, para lo que realmente merece
la pena no hay que ansiarse. Hay que tener calma, paz, tranquilidad y
paciencia. Mucha paciencia. Todo llega. Y sí realmente es para ti esa
situación, ese ser humano, ese… llegará. Has de seguir viviendo y existiendo
con la certeza de que no hay que buscar, el tiempo te va a encontrar a ti, en
el lugar y en el momento exacto y te colocará dónde debes estar.
Es una dinámica de vida rebelde, puja por salir el
desasosiego y la inquietud. Hay que trabajar ese relax, esa paz interior, esa
paciencia.
Por ello, cuando me surgen los y si…, cuando me planteo que habría sucedido si hubiese ido a por
las cosas con más premura, cuando estoy tranquila y me asalta la sensación de
que quizá me he perdido muchos meses de felicidad por no haber ido aprisa antes
o no haber luchado por obtener las cosas en menos tiempo… Descubro que no puedo
creer en esos universos paralelos, que aunque ahora sea muy muy muy feliz
también lo fui antes, durante esa búsqueda de respuestas y de razones.
Fui feliz de otro modo.
Sin darme cuenta aprendí una lección tan importante que si no hubiese sido
feliz en mi búsqueda, las respuestas se habrían retrasado más y mi felicidad diferente actual aún no habría llegado.
Así que sí, lo hice bien. Esperé a que me encontrasen las
respuestas a mí.
Aprendí a independizarme de los por qués y los y si…, de
los ojalás y los quizás. Y ha sido una lección maravillosa.
Es maravilloso el auto-descubrimiento, el evolucionar y
avanzar como persona. Es increíble darte cuenta que puedes vivir calmada y sin
que la incertidumbre de todas esas cuestiones sean tu día a día.
He aprendido a que el tiempo, sea incompetente o no, es tu compañero en este viaje. Y por algo lo es. Porque es vital en la vida y transcurre a su
velocidad, sin presiones ni paradas ni avances inmediatos.