Vivir es
improvisar. Se hace sobre la marcha. No hay un guión escrito.
Llega un día en tu vida en el cual eres consciente de que la vida no tiene antónimo, es única e
irrepetible. Tan sólo depende de nosotros el cómo, el cómo conseguir hacer de
ella una experiencia tan fantástica que podamos pasar a la eternidad con una
gran sonrisa en los labios, el corazón lleno de amor y un sinfín de historias
en las que fuimos protagonistas.
El futuro no existe, por ello y por la conclusión de que la
improvisación es lo que marca las pautas de vida, puedo ser mucho más feliz. Ha
sido uno de los pilares, de los apoyos, de las razones por las cuales la
decisión de ser feliz se sostiene.
Vivo pensando en no hacer planes [aunque hacerlos con las
personas que amas es maravilloso]. La vida siempre, siempre, siempre te va a
sorprender desviándote por caminos que ni imaginabas posibles. Tus planes de
futuro quedarán en planes y no en hechos. La vida ficticia que montaste como
película cuando tenías 17, 18, 19 … no cumple el guión esperado. Y todos los
anhelos, sueños y deseos que tienes son producto de la evolución de tu propia
existencia, del ahora, no de vidas posibles.
Viví creyendo que podría controlar mi vida… Nada más lejos
de la realidad. Fue un durísimo golpe, principalmente a mi ego.
Tuve que dejar de creer que podía manejar los hilos de mi
vida a mi antojo.
Tuve que aprender que la vida es un equilibrio. Dónde el
Destino juega un papel fundamental.
Tuve que llorar al descubrir que por más que quieras que
alguien se quede en tu vida, tan sólo puedes decidir si te quedas en la de los
demás.
Tuve que tragarme mis palabras cuando experimenté el
ensayo/error con el amor. Creer que tu primer amor será eterno es producto de
creer que la vida es controlable.
Tuve que parar, respirar profundamente y tomar decisiones
cuando mi futuro profesional estaba negro azabache, como los ojos de Platero.
Y me gusta. Me gusta sentir que todo puede pasar, que la
vida te va a sorprender hasta el último instante. Saber que puedo ponerle ilusión
y ganas, alegría hasta desbordar la vida porque no sabes que no se puede.
No tener un guión te permite salirte de los planes, de los
convencionalismos sociales, de las ideas preestablecidas, de la tradición y el
ahogo.
No tener un guión te permite vivir. Sin límites.
Porque la vida si no
es vivida hasta la extenuación, no es vida.