viernes, 26 de julio de 2013

Improvisación


Vivir es improvisar. Se hace sobre la marcha. No hay un guión escrito.

Llega un día en tu vida en el cual eres consciente de que la vida no tiene antónimo, es única e irrepetible. Tan sólo depende de nosotros el cómo, el cómo conseguir hacer de ella una experiencia tan fantástica que podamos pasar a la eternidad con una gran sonrisa en los labios, el corazón lleno de amor y un sinfín de historias en las que fuimos protagonistas.

El futuro no existe, por ello y por la conclusión de que la improvisación es lo que marca las pautas de vida, puedo ser mucho más feliz. Ha sido uno de los pilares, de los apoyos, de las razones por las cuales la decisión de ser feliz se sostiene.

Vivo pensando en no hacer planes [aunque hacerlos con las personas que amas es maravilloso]. La vida siempre, siempre, siempre te va a sorprender desviándote por caminos que ni imaginabas posibles. Tus planes de futuro quedarán en planes y no en hechos. La vida ficticia que montaste como película cuando tenías 17, 18, 19 … no cumple el guión esperado. Y todos los anhelos, sueños y deseos que tienes son producto de la evolución de tu propia existencia, del ahora, no de vidas posibles.

Viví creyendo que podría controlar mi vida… Nada más lejos de la realidad. Fue un durísimo golpe, principalmente a mi ego.

Tuve que dejar de creer que podía manejar los hilos de mi vida a mi antojo.
Tuve que aprender que la vida es un equilibrio. Dónde el Destino juega un papel fundamental.
Tuve que llorar al descubrir que por más que quieras que alguien se quede en tu vida, tan sólo puedes decidir si te quedas en la de los demás.
Tuve que tragarme mis palabras cuando experimenté el ensayo/error con el amor. Creer que tu primer amor será eterno es producto de creer que la vida es controlable.
Tuve que parar, respirar profundamente y tomar decisiones cuando mi futuro profesional estaba negro azabache, como los ojos de Platero.

Y me gusta. Me gusta sentir que todo puede pasar, que la vida te va a sorprender hasta el último instante. Saber que puedo ponerle ilusión y ganas, alegría hasta desbordar la vida porque no sabes que no se puede.
No tener un guión te permite salirte de los planes, de los convencionalismos sociales, de las ideas preestablecidas, de la tradición y el ahogo.

No tener un guión te permite vivir. Sin límites.

Porque la vida si no es vivida hasta la extenuación, no es vida.