Obtuve más de lo que esperaba. En resumen. Sin más. :)
Era la primera vez en mi vida que viajaba a buscar una respuesta. Sin intención de obtener nada más que una conversación adulta, sincera y realista.
Cuando te enfrentas por vez primera a una situación el miedo es ineludible. No pretendía obviarlo, pretendía que no se convirtiera en mi enemigo, sino en mi aliado, costosa tarea sabía que pretendía. Pero por mí no iba a ser, el miedo no iba a ganarme la batalla e impedirme tener la conversación que tanto necesitaba tener.
Y lo convertí en mi compañero, en el que me daba aliento, en el que me susurraba desde dentro que tener un poquitín de miedo es natural y lógico. Y si algo es natural, enfrentarse a ello o con ello no puede salir mal.
Fui a por ti asterisco, fui a buscarte. La primera vez me bloqueé, y tu respuesta no era alentadora. Daba aún más por perdido poder obtener un diálogo. Y me sentí fatal. Incómoda conmigo misma por no ser capaz de verbalizar nada de lo que traía pensado. Y me enfadé. Pensé en quedarme con ese final... pero mi espíritu luchador y que no se rinde me animó a intentarlo una vez más. Aún me quedaban 5 días, por tanto 5 oportunidades que me brindaría cada amanecer.
Y use mi segunda oportunidad. Volví a ir a por ti. A tu terreno, a dónde te conocí.
Tensión y nervios. Locura. No veía un final, feliz o infeliz. Me agobié y entonces volvió la naturalidad. Hizo acto de presencia la comodidad. Poco a poco nos relajamos. Me volvía a sentir como en casa. Y me dio fuerzas.
Invertimos el orden. Disfrutamos de nosotros. Volvimos a ser el pack que solíamos ser. Y la conversación surgió con naturalidad.
Hablamos y hablamos. Me sentí feliz, tenía mis respuestas. Y para más inri algo que no esperaba. A ti.
Tu cuerpo, tu voz, tu cara. Se relajaron.
Me hizo feliz.
Me hizo feliz.
Y desde ahí los días que me quedaron dejaron de ser oportunidades para obtener lo que vine a buscar. Pasaron a ser oportunidades de disfrutar de ti asterisco, de quien no pensé jamás poder volver a disfrutar. Y de quien sigo disfrutando.
Nerviosa, apenada, radiante, alegre. El orden no importa, faltan sentimientos. Poco a poco los identificaré. Sólo necesito explicar el apenada. Y es porque mi disfrute para contigo no es continuo físicamente. Hay parones, hay distancia, hay la vida en sí misma.
Yo sólo quiero no perderte. He encontrado mi tiempo de
calidad. Eres un placer al cual no voy a renunciar.
Por eso lucho, por eso voy a por todas. Porque, en ocasiones,
funciona.