martes, 30 de abril de 2013

Dejar de estar ahí


Has dejado de estar ahí. No me gusta no saber de ti. Y no lo acepto, pero lo respeto. Debes estar dónde tú quieras, no dónde quiera yo. 



ME DESCONCIERTAS
Sí, del verbo desconcertar: Turbar; deshacer el orden, concierto y composición de algo.

Además me descolocas.

Sé que en ocasiones me paso de la raya con mis manifestaciones pseudoamoroso-sexuales, sé que en cierta medida me has pedido tiempo, por ello procuro no invadir tu espacio. Y cuando me disculpo por el hecho de que sé que estoy invadiendo tu espacio, que soy consciente de que he traspasado la línea… sales tú y proclamas a los cuatro vientos que te gustaría que estuviera en ese espacio.

Me desconciertas y me descolocas.

Contigo, asterisco, ya no sé a qué atenerme. No sé cuándo está bien o cuándo está mal nada de lo que hago.  Y me jode. Literalmente.

Espero que algún día sepa cómo hacerlo contigo. Cuál es el modo correcto de actuar, cuál es la mejor manera para contactar contigo desde la distancia. 

Mientras seguiré devanándome los sesos intentando averiguar por qué has dejado de estar ahí. 

[Yo no he dejado de estar ahí, ya sabes que no abandono. Ni huyo. Ni desaparezco.]