miércoles, 1 de mayo de 2013

Tiempo de Calidad


El tiempo de calidad es algo único y poco habitual. Se trata de un tiempo excelente, con unas cualidades inherentes a él que permiten juzgarlo de tal modo.

El tiempo de calidad es, en jerarquía de tiempos, el superior. Al que aspiras. El tiempo que querrías en cada instante de tu preciosa y corta vida. Es ese tiempo que te indica que estás viviendo y no existiendo. Dónde las vivencias calan hondo y las personas importan sobremanera. El tiempo de calidad es aquel que arranca sonrisas, eriza el vello, libera el dolor y genera felicidad.

No todo el tiempo que disfrutamos es un tiempo de calidad. Quizá por el modo de vida occidental, quizá por las ansias que tenemos de conseguir a toda costa nuestras metas, quizá porque no sabemos identificar los momentos que preceden al tiempo de calidad o las personas que nos proporcionan ese placer. Quizá simplemente porque es algo mágico, te transporta a un universo paralelo dónde tan sólo importa lo que haces. Es el tiempo que pasas cuando te invade esa sensación de saber exactamente en el momento en el que estás y eres plenamente consciente de lo que estás haciendo. Quizá por eso, por ser un tiempo mágico, no podemos disfrutar de él a nuestro antojo y hemos de esperar a que el tiempo común evolucione a tiempo de calidad.

La equivalencia, en mi vida, sería tiempo de calidad = placer y por supuesto cuando aparecen los placeres ni por un instante se me ocurre no disfrutarlos.

Por tanto debería hilar los pensamientos con razonamientos y proclamar que cualquier cosa que para mí sea un placer me proporciona un tiempo de calidad mientras lo disfruto. Y realmente es así.

Me esfuerzo en identificar los placeres; aquellos que están desde siempre cómo son el escribir, el leer, el dormir, el escuchar música, el cocinar, el pasear bajo la lluvia, el abrazar a mi familia en el sofá, el cotillear con mis hermanos, el ver crecer a mi sobrino… hacen mi día a día feliz y maravilloso. Pero el día es espectacular cuando aparece un placer inesperado, cuando descubres a una persona que desde la vez primera te ve cómo te ves tu misma, le transmites tus ganas de vivir, tu alegría y tu ilusión, no te sobrevalora ni te subestima, simplemente te ve a ti… y es mutuo, recíproco. La comodidad es una máxima en la relación, las sonrisas son respuestas a las miradas, la conversación fluye, existe conexión…has conocido a alguien que merece la pena. Y ha llegado en forma de placer inesperado. 

El tiempo de calidad requiere parar la vida, dejar apartado el frenetismo un instante y gozar esa sensación.