Máxima expresión de amor.
Y, sin ninguna duda, lo más difícil a lo que he tenido que enfrentarme.
El amor es el motor del mundo. De eso no me cabe ninguna duda. Por ello cuando has de enfrentarte a la pérdida de un amor tu mundo se paraliza, de tal modo que hasta que no lo vives no eres realmente capaz de explicar cómo de desesperado puedes llegar a sentirte.
El dolor por tener que dejar marchar al amor de tu vida no se puede comparar a nada. Es DEVASTADOR. Te aniquila sin preocuparse de cuan difícil te resultará recuperarte. No tiene ningún tipo de miramientos. Sin remilgos. Ninguna vergüenza. A tope.
Y te desbarata la vida. Porque lo peor y más complicado es... que se trata de una decisión que libremente has tomado.
Me enseñaron a desear al prójimo lo mejor. Con la vida he aprendido a desear al prójimo lo mismo que te desean a ti. Pero ... ESTO no se lo deseo ni a mi peor enemigo. NO.
(Click!)
Eso es lo que hizo mi mente.
(Crash!)
Eso es lo que hizo mi corazón ya roto.
Y lo decidió mi mente a pesar de mi maltrecho corazón. Y mi alma... dejémosla tranquila porque estaba bien quebrada.
Y así fue. Decidí dejar marchar a mi mejor amigo. Decidí dejar ir al amor de mi vida. Susurrándome que éramos incompatibles. Sin decir que no me amaba. Destrozándome mi alma con unos versos de mi amado Sabina
"Y morirme contigo si te matas /
Y matarme contigo si te mueres /
Porque el amor cuando no muere mata /
Porque amores que matan nunca mueren"
Y aprendí en un instante que cuando de verdad amas dejar ir es la muestra de amor más grande. Anteponer, en el momento en el que te han destrozado tanto por dentro que desearías cicatrices, al amor de tu vida y tu mejor amigo... es decidir que le das una última oportunidad al amor, a ti misma y a la vida.
Descubrir que amas sin miedo. Hasta hartarte. Que exudas amor constantemente.
Y es duro. Complicado. Difícil.
Requiere mucha cantidad de autodominio. De Autocontrol. De Amor propio. Requiere TODO de ti misma.
Puesto que me dejó con el corazón roto en mil pedazos y sintiendo que aún me iban a quedar mil más uno por recoger. Fui valiente.
Me repito casi cada día, cual mantra, que soy una mujer que ama fuerte, valiente, pura y honestamente. Amiga y amante. Leal, confiada, fiel.
Y el truco no existe. Flaqueas. Te enfadas. Desesperación es tu segundo nombre; aunque en ocasiones el primero. Pero lo logras. Logras aceptar vivir. Y descubrí que podía vivir sin él... tan sólo que no quería hacerlo.
Y es esa tesitura me hallo. Sabiendo que puedo lograr lo que me proponga sin su apoyo, amor y amistad. Pero sin querer nada de lo que me da la vida porque no está mi mejor amigo a mi lado para contárselo ni el amor de mi vida esperándome con una sonrisa eterna.
¿Aprenderé a aprender a no querer vivir sin él?
Perdida. ¿Cómo se deja marchar a este amor?
Infinito Siempre