jueves, 18 de abril de 2013

Destino

No cambiaría ni un segundo de mi vida.

He sufrido hasta llegar a romperme en mil pedazos, quedando mil más uno por recoger. He reparado mi alma con tantas tiritas que creo que podría llegar a la Luna si las pusiera en fila. He tenido que olvidar y recordar tanto dolor que mi corazón se ha llegado a amurallar.

Pero pese a todo he sido tan feliz, soy tan feliz y seré tan feliz que no quiero borrar ni un solo recuerdo.

No creo que para nadie la vida sea un camino fácil, además si es fácil algo estás haciendo mal. Ni lo más bonito de la vida, que es el amor, es fácil.

Últimamente dos personas importantes en mi vida me han preguntado si creo en el Destino, no recuerdo exactamente que les dije, es imposible acordarse de la frase literal, pero se acercaría al sentimiento que tengo actualmente y que he tenido siempre. Existe. Por supuesto que creo en el Destino, pero no de una manera absurda y creyendo que no importan nuestros actos. El Destino no manda por nosotros.

No cambiaría ni un segundo de mi vida, porque si lo hiciera, si cambiara algún error o algún acierto no me encontraría aquí ahora mismo. Y aquí es dónde quiero estar. En este punto de mi existencia, sabiendo lo que quiero y lo que es importante. Buscando un modo de obtenerlo.

A mi lado ya no está un gran amor, ni está mi mejor amigo; les dejé ir. No estoy desarrollando profesionalmente mi carrera porque decidí no seguir con ese proyecto de investigación. No vivo en la ciudad que amo porque insensatamente decidí volver a mi antiguo hogar...

Debería estar triste, he perdido o ya no tengo grandes cosas en mi vida. Pero aunque suene paradójico estoy muy feliz por esas pérdidas. Todas y cada una de ellas me ha enseñado una gran lección.

Recuerdo cuando en 2010 decidí no continuar con una tesis doctoral, sólo estaba a mitad del camino del DEA, pero fue una liberación; tomé un camino más difícil y poco lógico, comenzar una nueva carrera. Cumplí uno de mis sueños, que había abandonado hacía demasiados años atrás. La lección aprendida fue, nunca dejes tus sueños apartados. Cuando perdí al que consideré el amor de mi vida y mi mejor amigo tuve un momento de lucidez entre tanto dolor; decidí dejarle ir. Desde el minuto 1 me aparté. Y no me reprocho no haber luchado por él. Ese momento tan duro me enseñó que o luchas por ti misma o nadie más va a hacerlo. También aprendí a quererme.

Haber aprendido esas grandes lecciones se lo debo al Destino. En los momentos cruciales de mi vida me he encontrado sin saber cómo actuar, lógico, no había vivido esa experiencia anteriormente. Pero el equilibrio que rige mi vida se ha aliado con el Destino y me han hecho mirar firmemente hacia delante.

La última gran decisión que tomé fue marchar a Oviedo. La tomé con el corazón destrozado en una mano y la esperanza en la otra. El Destino me tenía aguardada esa experiencia vital. Cómo no voy a creer en él. No se me había perdido nada a 1000km de mi hogar, ni conocía a nadie, ni sabía si quería que ese fuera mi futuro, ni sabía nada de cómo sobrevivir tan alejada de la gente que amo.

Y el Destino me ha permitido cambiar mi vida, ha permitido que aprenda tantísimo de mi misma y de la vida que jamás podré olvidar lo que hizo por mí.

Lo que se me había perdido a tantos km era la felicidad, la ilusión, las ganas de vivir, la alegría, los sueños y las esperanzas. Encontré a una conocida que se ha convertido en una parte importantísima de mi vida de la cual sé que nunca me separaré, he conocido a personas increíbles cuya sola esencia me vale para toda la vida, he vuelto a creer en mí y en lo que valgo,quiero y tengo claro cuál va a ser mi futuro, y he aprendido que la gente que amo siempre va a estar a mi lado, sin moverse un ápice, apoyándome continuamente.

El Destino lo forjas tu misma. El Destino forja tu vida. Es un juego a tres bandas: yo, mi vida, el Destino.

Tomas una decisión que te cambia la vida sin saberlo.

Por eso no cambiaría ni un segundo de mi vida.