sábado, 5 de enero de 2013

Luchar

Creo que he actuado erróneamente al decidir dejar de luchar. Puesto que ahora mismo lucho una batalla interna contra mi yo luchador. Y es, por tanto, una doble lucha. Además encarnizada y agotadora.

No se trata de vivir al día, ni de un carpe diem constante. Se trata de no planear más allá de lo que realmente es posible, puesto que incluso lo más evidente y predecible no siempre sucede. Se trata de hacer caso a mi yo de 19 años. Al tatuaje del equilibrio. A la balanza.

En el término medio está la virtud.

Pretendí, pretendo y debo pretender en el futuro lograr alcanzar la armonía. Vivir cada día con planes e ilusiones. Vivir cada instante no cómo si fuera el último... No. viviéndolo cómo lo que realmente es, único e irrepetible. El tiempo no tiene vuelta al pasado ni al presente. Tan sólo viaja en una única dirección: hacia el futuro. Sin dudas. A paso firme y sin esperar a ver si estás preparada o no lo estás.

Y aunque parezca un tópico, una realidad altamente escuchada o repetida... La gran realidad es que nunca, y cuando digo nunca me refiero a un nunca jamás, estás preparada para lo que la vida te va a ofrecer. Siempre es un reto, una superación. En ocasiones es una cosa maravillosa y genial, en otras ocasiones la vida te ofrece problemas y adversidades. Pero no olvidemos que lo que realmente nos ofrece la vida es la vida propiamente dicha. Sin una receta de cuanta felicidad toca en un momento o cuanta tristeza te toca al siguiente.

No.

La vida es tan única, y es tan imprevisible... que por eso es tan maravillosa. Ni eres dueño de tu propio destino, ni tu destino te gobierna a ti. Es un equilibrio.

Un balanza.

Tampoco un karma.

La vida es un equilibrio. En el cual te enfrentas a ella. En la lado estás tu, cómo ser humano. Y enfrente nos encontramos con la situación, el destino, o como quiera ser llamado. Y en medio, lo que equilibra a nosotros con el destino es la vida en si. Unas veces podemos manejarla y en otras ocasiones ella es la que decide por nosotros.

Por ello siempre hay que velar por uno mismo, ya se encargan otros seres humanos y otras vidas de desequilibrar nuestra balanza. Y hacernos sufrir o hacernos disfrutar.

Cuidándonos a nosotros mismos haremos la mejor inversión de esta corta vida.

Permitiéndonos obrar libremente. Siendo seres humanos cuya libertad (que no liberales, porque no nos hemos liberado de ningún yugo), sino interfiere en la libertad de otros seres, les permite vivir una vida plena y satisfactoria.

Cómo siempre me digo a mi misma, el camino es lo más importante de la vida. Quien te quiera y te aprecie no se apartará de tu lado por cómo actúes. Entenderá el modo en el cual lo haces.

Por ello mismo hoy he decidido dejar de luchar contra los tópicos, contra las "verdades universales", contra la maldita idiosincrasia del pueblo occidental.

Si quiero algo voy a ir a por ello. Si la persona que ha de responderme no le parece bien cómo estoy actuando quizá sea porque no debe estar en mi vida. Tan sólo quiero personas en mi vida que no me juzguen. Para ello ya estoy yo sola, que me sobro y me basto.

Quiero a personas que piensen libremente acerca de la vida. Que no interfieran conmigo. Que aunque no compartamos maneras de actuar y/0 de sobrevivir si compartimos maneras de sentir.

Porque el sentir es lo más importante de la vida.

Sentir felicidad. Sentir plenitud. Sentir amor. Sentir nobleza, honradez, lealtad, fidelidad, compañerismo, complicidad, alegría, ilusión...

Eso es lo que mueve mi vida. Sentir en cada instante esos bellos sentimientos.

Y lucharé por ello.

Infinito Siempre