martes, 29 de enero de 2013
jueves, 24 de enero de 2013
Dolor
Me duele. Y mucho.
Me duele saber que mi mejor amigo nunca más estará a mi lado. Se marchó hace casi 18 meses. Y nunca más lo voy a recuperar.
Lo echo tantísimo de menos que sé que el dolor no desaparecerá. Simplemente llegará un día en el cual habré aprendido a sobrellevarlo. Las lágrimas no me invadirán en cada instante. Será capaz de ver películas y no imaginarme que él es el que va a estar a mi lado, sujetándome la mano, dándome chuches y riendo conmigo.
Echo en falta reírme y hablar hasta el infinito. Echo de menos su voz. Sus manos nunca más me volverán a acariciar ni a tomar las mías. Echo de menos sus abrazos y volar a sus brazos como una loca cuando nos veíamos.
Lamento que el tiempo que no hemos pasado juntos es un tiempo perdido de mi vida. Y que seguiré perdiendo parte de mi vida porque no soy capaz de vivir plenamente. Intento rellenar el hueco que dejó con cualquier sentimiento y vivencia. Pero sé que estoy mal de nuevo porque no soy capaz de leer. Y en breve intuyo que volveré a dejar de escribir. Cada vez me cuesta más sentarme a ello.
Echo de menos ser su copiloto. Las broncas contínuas que recaían sobre mí por no saber conducir. El hecho de que no era capaz de organizar los cables del móvil y siempre terminaba desconectándose el Spotify en nuestros viajes. Echo de menos tomar fotos y al llegar a casa ponerle una fecha a esa carpeta y saber que mis recuerdos no estaban sólo en dos corazones, también estaban en imágenes.
No puedo soportar la idea de que no puedo cuidarle ni nunca más lo podré hacer.
Era también el amor de mi vida. Y se ha ido para siempre.
Pero lo peor de todo es que fue mi mejor amigo el que se fue. El que dejó de confiar en mi. El que me dejó de amar como amiga.
Y es el hombre el que no ha dejado de amarme; el que tantos meses después me repitió que el amor nunca era suficiente. Y que por ello no quería verme.
Dolor es poco.
Igual que ágape definiría el amor que siento. Necesito encontrar un sentimiento que defina mi dolor hacia esta situación.
Siempre intento superar el día malo con esta reflexión. Él es quien es porque te conoció a ti. La materia prima por supuesto que estaba desde el principio. Pero fuiste tu María, con tu apoyo, con tu amor, con tu paciencia, esmero y ahínco, con tu amistad y tu fuerza la que lograste que Iván despegara y se encontrara con ese futuro tan maravilloso y prometedor que sabías en tu alma y corazón que le estaba aguardando.
Intento que el hecho de que su triunfo es TU TRIUNFO como compañera, como amiga, como amante, como pareja, sea lo que me lleve hacia delante. El impulso que necesito para saber que soy capaz de eso y mucho más. Que quizás he venido al mundo a despertar a las personas de su letargo. Aunque luego se desprendan de mi y me dejen con el corazón tan roto que ni tan siquiera uno nuevo es la solución.
Y seguiré luchando. Como llevo haciendo desde siempre. Aunque para mi misma luche a un ritmo menor.
Y no me cabe duda, en su alma está y estará siempre presente "su pequeña".
Infinito Siempre.
Me duele saber que mi mejor amigo nunca más estará a mi lado. Se marchó hace casi 18 meses. Y nunca más lo voy a recuperar.
Lo echo tantísimo de menos que sé que el dolor no desaparecerá. Simplemente llegará un día en el cual habré aprendido a sobrellevarlo. Las lágrimas no me invadirán en cada instante. Será capaz de ver películas y no imaginarme que él es el que va a estar a mi lado, sujetándome la mano, dándome chuches y riendo conmigo.
Echo en falta reírme y hablar hasta el infinito. Echo de menos su voz. Sus manos nunca más me volverán a acariciar ni a tomar las mías. Echo de menos sus abrazos y volar a sus brazos como una loca cuando nos veíamos.
Lamento que el tiempo que no hemos pasado juntos es un tiempo perdido de mi vida. Y que seguiré perdiendo parte de mi vida porque no soy capaz de vivir plenamente. Intento rellenar el hueco que dejó con cualquier sentimiento y vivencia. Pero sé que estoy mal de nuevo porque no soy capaz de leer. Y en breve intuyo que volveré a dejar de escribir. Cada vez me cuesta más sentarme a ello.
Echo de menos ser su copiloto. Las broncas contínuas que recaían sobre mí por no saber conducir. El hecho de que no era capaz de organizar los cables del móvil y siempre terminaba desconectándose el Spotify en nuestros viajes. Echo de menos tomar fotos y al llegar a casa ponerle una fecha a esa carpeta y saber que mis recuerdos no estaban sólo en dos corazones, también estaban en imágenes.
No puedo soportar la idea de que no puedo cuidarle ni nunca más lo podré hacer.
Era también el amor de mi vida. Y se ha ido para siempre.
Pero lo peor de todo es que fue mi mejor amigo el que se fue. El que dejó de confiar en mi. El que me dejó de amar como amiga.
Y es el hombre el que no ha dejado de amarme; el que tantos meses después me repitió que el amor nunca era suficiente. Y que por ello no quería verme.
Dolor es poco.
Igual que ágape definiría el amor que siento. Necesito encontrar un sentimiento que defina mi dolor hacia esta situación.
Siempre intento superar el día malo con esta reflexión. Él es quien es porque te conoció a ti. La materia prima por supuesto que estaba desde el principio. Pero fuiste tu María, con tu apoyo, con tu amor, con tu paciencia, esmero y ahínco, con tu amistad y tu fuerza la que lograste que Iván despegara y se encontrara con ese futuro tan maravilloso y prometedor que sabías en tu alma y corazón que le estaba aguardando.
Intento que el hecho de que su triunfo es TU TRIUNFO como compañera, como amiga, como amante, como pareja, sea lo que me lleve hacia delante. El impulso que necesito para saber que soy capaz de eso y mucho más. Que quizás he venido al mundo a despertar a las personas de su letargo. Aunque luego se desprendan de mi y me dejen con el corazón tan roto que ni tan siquiera uno nuevo es la solución.
Y seguiré luchando. Como llevo haciendo desde siempre. Aunque para mi misma luche a un ritmo menor.
Y no me cabe duda, en su alma está y estará siempre presente "su pequeña".
Infinito Siempre.
sábado, 5 de enero de 2013
Luchar
Creo que he actuado erróneamente al decidir dejar de luchar. Puesto que ahora mismo lucho una batalla interna contra mi yo luchador. Y es, por tanto, una doble lucha. Además encarnizada y agotadora.
No se trata de vivir al día, ni de un carpe diem constante. Se trata de no planear más allá de lo que realmente es posible, puesto que incluso lo más evidente y predecible no siempre sucede. Se trata de hacer caso a mi yo de 19 años. Al tatuaje del equilibrio. A la balanza.
En el término medio está la virtud.
Pretendí, pretendo y debo pretender en el futuro lograr alcanzar la armonía. Vivir cada día con planes e ilusiones. Vivir cada instante no cómo si fuera el último... No. viviéndolo cómo lo que realmente es, único e irrepetible. El tiempo no tiene vuelta al pasado ni al presente. Tan sólo viaja en una única dirección: hacia el futuro. Sin dudas. A paso firme y sin esperar a ver si estás preparada o no lo estás.
Y aunque parezca un tópico, una realidad altamente escuchada o repetida... La gran realidad es que nunca, y cuando digo nunca me refiero a un nunca jamás, estás preparada para lo que la vida te va a ofrecer. Siempre es un reto, una superación. En ocasiones es una cosa maravillosa y genial, en otras ocasiones la vida te ofrece problemas y adversidades. Pero no olvidemos que lo que realmente nos ofrece la vida es la vida propiamente dicha. Sin una receta de cuanta felicidad toca en un momento o cuanta tristeza te toca al siguiente.
No.
La vida es tan única, y es tan imprevisible... que por eso es tan maravillosa. Ni eres dueño de tu propio destino, ni tu destino te gobierna a ti. Es un equilibrio.
Un balanza.
Tampoco un karma.
La vida es un equilibrio. En el cual te enfrentas a ella. En la lado estás tu, cómo ser humano. Y enfrente nos encontramos con la situación, el destino, o como quiera ser llamado. Y en medio, lo que equilibra a nosotros con el destino es la vida en si. Unas veces podemos manejarla y en otras ocasiones ella es la que decide por nosotros.
Por ello siempre hay que velar por uno mismo, ya se encargan otros seres humanos y otras vidas de desequilibrar nuestra balanza. Y hacernos sufrir o hacernos disfrutar.
Cuidándonos a nosotros mismos haremos la mejor inversión de esta corta vida.
Permitiéndonos obrar libremente. Siendo seres humanos cuya libertad (que no liberales, porque no nos hemos liberado de ningún yugo), sino interfiere en la libertad de otros seres, les permite vivir una vida plena y satisfactoria.
Cómo siempre me digo a mi misma, el camino es lo más importante de la vida. Quien te quiera y te aprecie no se apartará de tu lado por cómo actúes. Entenderá el modo en el cual lo haces.
Por ello mismo hoy he decidido dejar de luchar contra los tópicos, contra las "verdades universales", contra la maldita idiosincrasia del pueblo occidental.
Si quiero algo voy a ir a por ello. Si la persona que ha de responderme no le parece bien cómo estoy actuando quizá sea porque no debe estar en mi vida. Tan sólo quiero personas en mi vida que no me juzguen. Para ello ya estoy yo sola, que me sobro y me basto.
Quiero a personas que piensen libremente acerca de la vida. Que no interfieran conmigo. Que aunque no compartamos maneras de actuar y/0 de sobrevivir si compartimos maneras de sentir.
Porque el sentir es lo más importante de la vida.
Sentir felicidad. Sentir plenitud. Sentir amor. Sentir nobleza, honradez, lealtad, fidelidad, compañerismo, complicidad, alegría, ilusión...
Eso es lo que mueve mi vida. Sentir en cada instante esos bellos sentimientos.
Y lucharé por ello.
Infinito Siempre
No se trata de vivir al día, ni de un carpe diem constante. Se trata de no planear más allá de lo que realmente es posible, puesto que incluso lo más evidente y predecible no siempre sucede. Se trata de hacer caso a mi yo de 19 años. Al tatuaje del equilibrio. A la balanza.
En el término medio está la virtud.
Pretendí, pretendo y debo pretender en el futuro lograr alcanzar la armonía. Vivir cada día con planes e ilusiones. Vivir cada instante no cómo si fuera el último... No. viviéndolo cómo lo que realmente es, único e irrepetible. El tiempo no tiene vuelta al pasado ni al presente. Tan sólo viaja en una única dirección: hacia el futuro. Sin dudas. A paso firme y sin esperar a ver si estás preparada o no lo estás.
Y aunque parezca un tópico, una realidad altamente escuchada o repetida... La gran realidad es que nunca, y cuando digo nunca me refiero a un nunca jamás, estás preparada para lo que la vida te va a ofrecer. Siempre es un reto, una superación. En ocasiones es una cosa maravillosa y genial, en otras ocasiones la vida te ofrece problemas y adversidades. Pero no olvidemos que lo que realmente nos ofrece la vida es la vida propiamente dicha. Sin una receta de cuanta felicidad toca en un momento o cuanta tristeza te toca al siguiente.
No.
La vida es tan única, y es tan imprevisible... que por eso es tan maravillosa. Ni eres dueño de tu propio destino, ni tu destino te gobierna a ti. Es un equilibrio.
Un balanza.
Tampoco un karma.
La vida es un equilibrio. En el cual te enfrentas a ella. En la lado estás tu, cómo ser humano. Y enfrente nos encontramos con la situación, el destino, o como quiera ser llamado. Y en medio, lo que equilibra a nosotros con el destino es la vida en si. Unas veces podemos manejarla y en otras ocasiones ella es la que decide por nosotros.
Por ello siempre hay que velar por uno mismo, ya se encargan otros seres humanos y otras vidas de desequilibrar nuestra balanza. Y hacernos sufrir o hacernos disfrutar.
Cuidándonos a nosotros mismos haremos la mejor inversión de esta corta vida.
Permitiéndonos obrar libremente. Siendo seres humanos cuya libertad (que no liberales, porque no nos hemos liberado de ningún yugo), sino interfiere en la libertad de otros seres, les permite vivir una vida plena y satisfactoria.
Cómo siempre me digo a mi misma, el camino es lo más importante de la vida. Quien te quiera y te aprecie no se apartará de tu lado por cómo actúes. Entenderá el modo en el cual lo haces.
Por ello mismo hoy he decidido dejar de luchar contra los tópicos, contra las "verdades universales", contra la maldita idiosincrasia del pueblo occidental.
Si quiero algo voy a ir a por ello. Si la persona que ha de responderme no le parece bien cómo estoy actuando quizá sea porque no debe estar en mi vida. Tan sólo quiero personas en mi vida que no me juzguen. Para ello ya estoy yo sola, que me sobro y me basto.
Quiero a personas que piensen libremente acerca de la vida. Que no interfieran conmigo. Que aunque no compartamos maneras de actuar y/0 de sobrevivir si compartimos maneras de sentir.
Porque el sentir es lo más importante de la vida.
Sentir felicidad. Sentir plenitud. Sentir amor. Sentir nobleza, honradez, lealtad, fidelidad, compañerismo, complicidad, alegría, ilusión...
Eso es lo que mueve mi vida. Sentir en cada instante esos bellos sentimientos.
Y lucharé por ello.
Infinito Siempre
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