Sé que esto no es lo que esperas leer, ni mucho menos es lo
que esperas encontrarte en la carta de los miércoles. Pero tras la conversación
de ayer (domingo) me he levantado pensando en que fue un gravísimo error que no
sé como voy a subsanarlo.
Lo primero que sé y no me voy a cansar de repetirme es que
el medio más adecuado nunca será un chat. Jamás. Por mucho que nos leamos con
la voz e intentando empatizar con las palabras del otro… cuando estamos
susceptibles, cuando estamos cansados, cuando estamos agotados, cuando estamos
tristes y echamos en falta… cualquier sentimiento que no sea máxima felicidad y
alegría nos puede llevar a un equívoco.
Y ayer yo no estaba del todo bien. He tenido un puente muy
duro. Y una de las cosas que hizo que mi puente fuera así fue la sensación de
olvido, de desconexión de nuestra realidad por tu parte. Cada día te necesito
más y más. Y han sido unos días en los cuales no lograba entender porqué no
había un momento destinado a nosotros ahí. Cosa que siempre sé, siempre sé que
si la vida me regala una conversación contigo antes del domingo a la noche
tengo que no sorprenderme tanto y saber que la vida nos da una tregua por un
instante. Pero si le añadimos un día más, se hace más complejo y más pesado.
Tengo, como todo el mundo (no soy más ni menos especial que
nadie), problemas que ocupan mi tiempo y que no comparto contigo. En gran parte
mi protección es fruto de mi manera de ser, que me hace sentir que si te cuento
esas cosas mi fortaleza se va a ir a la mierda y pasaré a ser débil y
vulnerable. Y si algún día nosotros no estamos juntos o si algún día quieres
hacerme daño o quieres un motivo para marchar… tienes un arma que a mí me va a
destrozar.
Confío en ti. Tan ciegamente que lucho cada día por no
sentir que si me abro no voy a sentir nunca, pase lo que pase, una
decepción; que vas a ayudarme, no a llevar mi carga pero si a poder sopesarla y
enfrentarla sin miedo. Pero es una de mis luchas diarias, y tan sólo he podido
decirte lo que me pasa y eso sólo ha hecho que empeorar las cosas. Por tanto,
sí decirte que tengo miedo, que me protejo y que no te cuento todas las cosas... sólo hace que dolerte… aún me voy a recluir más en mi misma. Por ello desde
aquí te pido que sólo me respetes, no te pido que me comprendas. Sólo que
respetes y que tengas paciencia con que yo vaya demasiado poco a poco.
Raúl, contigo ha sido, es y será una relación tan
maravillosa que no quepo en mi de gozo. Eres perfecto para mí. Contigo he
podido, puedo y podré, disfrutar de una relación sana, libre, independiente,
llena de amor, orgullo, honestidad y dedicación.
Pero te he echado muchísimo de menos este fin de semana. Hay
días en los que te necesito y no estás. Y eso me duele. (Cómo habrá días en los
que me necesites y yo tampoco esté). Porque aunque sea independiente y haya
aprendido a no ser dependiente emocional de mi pareja y que mi felicidad
depende fundamentalmente de mi misma… te sigo necesitando. Cada vez más. Diciendo de verdad, de corazón y con convencimiento que conozco,
respeto y acepto tu manera de ser y de funcionar, y me he enamorado también de
ella, y es algo que para mi es vital. Hay días que me sorprende y no me
termino de acostumbrar.
Me repito, el amor es algo que hay que cuidar cada día. Es
una lucha diaria. Y SE QUE DEBO INTERIORIZAR que porque un día sea un mal día o
las cosas no transcurran del modo que espero y/o necesito ese día en concreto ... ni nuestra relación se va a deterioriar, ni el amor va a ser menor, ni las
cosas van a cambiar. Pero debo seguir luchando cada día por darte mi mejor yo,
mi mejor amor, mi mejor María… pero también por asumir de verdad que un día de
mierda no va a hacer una epoca de mierda.
Te quiero. Con todas y cada una de las emociones que el amor
lleva de serie. Con todos y cada uno de los riesgos que sé que corro al tenerte
en mi corazón. Con lo bueno y más aún con lo malo. Te quiero y sé el porqué.
Mi niño, eres esa persona que la vida me ha traído para que
reafirme que aunque mi camino sea sólo mío necesito compartirlo con alguien. Y
ese alguien ha de verme, tras todo mi embrollo de pensamientos y sentimientos.
No el primer día, pero sí poco a poco y sin tener miedo de mi intensidad y mi
cabecita pensante.
Nunca podré darle todas las gracias que se merece la vida
por haberte puesto en mi camino. Eres excepcional. Eres una de esas personas que de verdad
merece la pena conocer porque tienes una visión del mundo y te enfrentas a él
de tal modo que sólo causas admiración. Enriqueces mi vida, la llenas de nuevos
sentimientos que no sabía que existían, haces que desarrolle capacidades frente
a la vida y métodos de lucha. Contigo soy feliz. Feliz de verdad.
A tu lado sé que mi manera de ser llena de optimismo y
positividad, por fin tienen una recompensa y alguien a quien le vale. Como me dijiste ayer, soy tu cargador. Ser tu recarga de
energía, de emociones, sentimientos y sensaciones. Me hace sentir que mi
existencia merece la pena. Que he encontrado y la vida ha dispuesto en mi
camino a ese alguien que hace que nos retroalimentemos positivamente. Yo tengo
ilusión, ganas de vivir y alegría, te cargo a ti de esos sentimientos, me lo
dices, aún tengo más ilusión, ganas de vivir y alegría… es lo más bonito y
precioso que podrías decirme mi vida.
Porque me siento así. Tu me llevas a otro mundo. Lejos del
que vivimos.
Me conozco y sé que puedo darte una existencia feliz y llena
de amor. Mientras nos queramos seguiremos respetándonos y luchando cada día por
llevar esa vida que queremos. Cuidando y alimentando ese amor que nos permite
vivir a nuestro modo.
Y no existe ningún pero.
Te quiero así. Tal y como eres. No quiero que cambies ni un
ápice tu interior ni tu exterior. Me gusta como piensas y sientes; y más me gusta
como lo exteriorizas y juegas con ello. Tan sólo te pido que hagas un pequeño
esfuerzo por recordar algo que sabes, te veo a tí, ni te sobrevaloro ni te
subestimo.
Oviedo ha cambiado mi vida. Tú has cambiado mi vida. Y eso
no lo olvido. No necesito recordármelo porque siempre está presente. Mi hogar
está dónde esté mi corazón, y es allí contigo.