miércoles, 4 de mayo de 2022

 Han pasado 10 años. 

Desde que le puse a este blog el nombre del sentimiento que me invade día tras día. 

Infinito. Siempre.

Y tenía tatuado un infinito. Y ahora ya no lo tengo. Y volveré a marcar mi piel. Con un infinito. Y le añadiré un siempre. 

Al escribir descubro, con lágrimas en los ojos lo que siempre he sabido y nunca he querido asumir. Que todo es así para mi. Infinito y Siempre.

Han sido 8 años de sequía. En ocasiones abortada con una gran tromba. Que era eso, una explosión, que lo dejaba todo devastado. Guardo algunos fragmentos del desorden. 

Han sucedido tantísimas cosas que sería absurdo hacer un resumen a modo “Querido Diario” aunque este es mi diario, anárquico e impostado. Pero mío. 

Quizá lo más relevante haya sido volver a asumir que no estoy bien. Que estar en crisis suele ser mi máxima. Suele ser mi modo de vida, dramatizar. 

Volver a imaginar, volver a crear vidas paralelas. Debo quitar el óxido, buscar un papel. 



Una nueva etapa. 

En esas me hallo. 

Muchísimo tiempo después de haber dejado de escribir. Sin saber realmente porqué lo hice. Tan sólo sé que fue hace demasiado tiempo. Tanto que duele. Y más aún cuando recuerdo que siempre me ha definido. 

Estoy muy oxidada. Mis sentimientos deben de estarlo. 

He vuelto a leer, también hacía demasiado tiempo de ello. Dolía. 

Estar en una etapa difusa, imprecisa, de búsqueda pero sin hallazgos. Quizá la crisis se ha adelantado 5 años. 

Tengo tanto